martes, 9 de agosto de 2016

Ideas fijas

Nuestros hijos son muy pesados bastante exigentes con ciertas rutinas que hay que cumplir siempre de la misma manera. Pese a llevarse 3 años lo vivimos con los dos… en unas cosas con la HermanaMayor se puede gestionar de una forma y en otras el HermanoMenor lo lleva de otra, aunque en esencia es lo mismo: las manías costumbres de cada uno se mantienen.

Cuando aún éramos unipadres nos pensábamos que todo esto venía en la mochila de Alta Demanda de nuestra hija y no le dimos mayor importancia… en algunas cosas cedíamos para evitar el conflicto y listo; sin embargo, tras realizar el fichaje del enano de la casa hemos visto que los patrones se vuelven a repetir. No con las mismas cosas pero sí que tienen comportamientos similares y, en algunos casos, incluso más intensos.

Paciencia, sobretodo paciencia...


El patrón de estas situaciones siempre es el mismo: Una situación cotidiana y habitual en la que hay que realizar las cosas siempre de la misma manera; si no se hace así empieza la insistencia, una y otra vez, sin parar, sin fin. Hemos probado a ignorar dejar pasar esa repetición incesante a ver si disminuía la intensidad y/o la frecuencia, pero tras habernos hecho viejos y habernos vuelto locos con tanta tortura mental, hemos visto que esta batalla, por el momento y sobretodo con el pequeño, está perdida. 

Las obsesiones costumbres son de lo más variopinto: La HermanaMayor siempre tiene que sentarse en el mismo sitio del sofá (será un Sheldon Cooper en potencia?), lavarse los dientes siguiendo los mismos pasos (y no los cambies, que se lía!) o comer determinados alimentos de una forma concreta. Por su parte, el pequeñajo siempre tiene que llevarse algo con ruedas a la calle (no importa si es un carrito de la compra, un cochecito o una moto); siempre tiene que salir a ver el perro de los vecinos (aunque luego nunca está en el patio) o llamar al timbre cuando llegamos de la calle, entre otros… Con la HermanaMayor el saltarse esa manía ‘costumbre’ normalmente normalmente no es traumático, aunqueen el desenlace influyen  factores como el cansancio. Sin embargo, el pequeño, que no es capaz de gestionar las emociones de una manera tan eficaz entra en un círculo vicioso en el que acabamos entrando todos por su insistencia interminable; comienza a repetir insaciablemente lo que quiere hacer (perro, calle, teta, lo que sea) una y otra vez. Sin descanso. Sin pausa. Cada vez más intenso. Al final, en algunas ocasiones, conseguimos distraerlo disuadirlo, pero otras veces lo más sencillo es ceder a sus peticiones para no llegar a más.


A veces conseguimos llegar a un acuerdo


Sabemos que es una época, que todo va tomando su forma, que está definiendo su potente personalidad, pero realmente son situaciones mentalmente agotadoras y algo complicadas de gestionar… pero ahí andamos, p’alante!

¿Qué costumbres tienen vuestros hijos?

4 comentarios:

  1. Uisssh animooo familiaaa. Todos pasamosnpor épocas de nuestros peques y ahí estamooos!!! Esto pasa en un plis, en casa tb tenemos épocas y también las sorteamos como podemos y/o sabemos. Un saludoo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siiii... lo tenemos claro, todo pasa y, seguramente, será antes de lo que nos imaginamos. Pero el día a día a veces cueeeeestaaaaa.

      Gracias por comentar!

      Eliminar
  2. La del timbre ya se le ha quitado pero ahora tiene otras... Pisar el felpudo del vecino sí o sí o bajarse algún juguete a la calle, aunque no llegue a sacarlo del coche después.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es tremendo... y la persistencia que tienen para acabar haciéndolo eh? jaja.

      Eliminar