martes, 26 de julio de 2016

Empatía con los niños: Ponte en su lugar

Es muy evidente que, como padres, no tenemos la misma forma de ver las cosas que nuestros hijos; y no es ni mejor ni peor, es la nuestra (y la que nos toca). De la misma forma, los más pequeños de la casa, en sus pequeñas cabecitas, tienen la suya… y para ellos sí que es la mejor que puede existir.


El hecho de que nosotros veamos las cosas desde una perspectiva y ellos lo vean desde la suya va a hacer que más de una vez y más de dos haya discusiones desencuentros. Es inevitable. La mayoría de las veces, además, querremos imponer nuestra opinión sobre ellos como padres, educadores y bien conocedores de lo que les conviene que somos. Sin embargo es muy posible que muchas veces alguna que otra vez nos estemos equivocando y lo mismo no nos damos ni cuenta.





¿Qué es lo que ocurre? Pues que habitualmente no tenemos en cuenta su opinión ni su forma de ver la vida. ¿Por qué siempre la mayoría de veces nuestra forma de ver las cosas es la mejor? ¿Por qué intentamos aplacar o cambiar sus sentimientos cuando necesitan expresarlos de una forma concreta?


Pongámonos en su lugar por un momento; bajemos a su altura e intentemos vivir, ni que sea por un instante, su realidad. ¿Por qué está sintiendo lo que siente? ¿Por qué me está justificando algo de una manera concreta? ¿Por qué está sufriendo ese insoportable interminable berrinche?


Al final, todo radica en intentar entender por qué sienten como se sienten o por qué actúan de esa manera para intentar gestionar la situación de la mejor forma posible. Un ejemplo muy clarificador de este tipo de situaciones es cuando un pequeño se cae; la mayoría de las veces les diremos que ‘no pasa nada’, ‘eso no es nada’, llegando incluso al  'no llores como una niña (¿?¿?) y cosas así… pues a lo mejor para él o ella sí que es importante, se puede haber hecho daño y reclama nuestra atención para que le demos apoyo de algún modo… Lo correcto en este caso habría sido interesarnos por su estado, ver cómo podemos ayudarlo para que se sienta mejor… y no ningunear la situación que acaba de sufrir.


Ejemplos como el anterior hay miles y, como muchas otras cosas, es más fácil para los padres finiquitar la situación de la manera más rápida posible para que nos podamos dedicar a nuestros móviles otros quehaceres.


Sigamos invirtiendo tiempo en ellos; si somos empáticos con ellos, ellos también lo serán y, no me negaréis que eso no es una buena cualidad para mejorar la sociedad en la que vivimos, a que no?

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