La entrada a casa es la entrada a una nueva dimensión. Es el cambio de la relajación a la tensión. Es el paso de familia feliz a familia tensa.
La escena se repite a diario. A veces, incluso, más de una vez: Salimos del ascensor, normalmente gritando e intentando mantener el control jugando y haciendo bromas; el HermanoMenor se va directo hacia el timbre; ante nuestras advertencias de que no lo toque, se gira, ríe y deja el dedo apretado indefinidamente hasta que le quitamos la mano. A continuación alguno de los adultos nos hacemos sitio para abrir la puerta, entramos y…