jueves, 15 de enero de 2015

Sordera, ignorancia, temperamento, celos... o todo junto

Llevamos unos días en los que literalmente nos podemos definir como AGOTADOS por el hecho de ser padres.

No tenemos muy clara la razón (o sí), pero la enana, ascendida a hermana mayor desde hace 4 meses, nos está poniendo a prueba en la complicada tarea de ser padres.

Por lo que hemos podido averiguar, tanteando nuestro entorno cercano con minihumanos de edades similares, parece que más o menos estamos todos igual... De todas formas, creo que a la nuestra la podemos condimentar con algo de celos (aunque no lo demuestra abiertamente) y su Alta Demanda.

En algunos momentos nos hemos llegado a plantear si realmente estaba sorda o no, de verdad! Tras una ardua investigación, hemos acabado deduciendo que se trata de una especie de sordera selectiva que se desarrolla en esta edad (3 años) y que permite escuchar lo que a uno le interesa y obviando lo que no de una manera sorprendente. Esa sordera a veces se complementa con una importante dosis de rebeldía. A veces no sabes si es mejor que se haga la sorda o que se rebote. 

Cuando se le cruzan los cables (por cualquier razón, sea o no importante), el conflicto puede acabar de dos formas: En lloro desconsolado o en unos morros que lleguen a la pared más lejana de la habitación. En ambos casos la duración será la que decida la señorita, tanto pueden ser 5 minutos como cerca de una hora; me da la sensación que al final, cuando se pone a llorar, acaba llorando por inercia, sin saber bien bien por qué. 

Ya el remate viene con las horas de comer... son horribles! Cuando era bebé decíamos bastante contentos (qué remedio!): "Duerme mal, pero al menos come divinamente. Lo de dormir ya se arreglará". Qué ingenuos por nuestra parte, jaja... Ahora el dormir está más o menos solventado (no tendremos en cuenta los frecuentes despertares que hacen que no sepamos lo que es dormir una noche entera), pero hemos empeorado en el comer de una forma bárbara. El hecho de sentarnos para cenar todos juntos a la hora de cenar hace crecer una nube de tensión en la cocina...

En resumen, llevamos una época en la que no hacemos más que luchar y luchar y estamos un poco cansados. Es posible que los dichosos celos tengan algo que ver en todo ello, aunque muchas de las actitudes ya estaban antes de que viniera su hermanito, así que no sabemos bien qué pensar. El problema fundamental es que andamos perdidos en qué hacer para solucionarlo (si podemos hacer algo, claro... igual se tiene que solucionar solo). Se aceptan consejos!

Nosotros nos sabemos la teoría al dedillo; explicarlo todo, dar alternativas, negociar... y amenazar. Lamentablemente, y por poco que nos guste, en muchísimas situaciones acabamos amenazando; parece que es la única forma en la que reacciona (y no siempre sirve). No nos gusta tener que ir por este camino e intentamos, cuando está de buenas, hablar con ella (cuánto puede hablarse con una niña de 3 años? :P), explicarle; ella nos da la razón y llegamos a acuerdos, pero no sirve. A las pocas de cambio, volvemos a estar igual.

Esperemos que esta época pase pronto, y muchos ánimos a quién esté viviendo algo parecido; sabemos que no estamos solos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario